Estaba de paseo en Varadero, Cuba en el Hotel Varadero, cuando veo su inconfundible figura caminando por el área de la alberca, vestía traje obscuro y su clásico sombrero de palma. Instintivamente lo seguí apresurando mi paso y al estar detrás de él, escuche que le decía a sus dos acompañantes con cierta preocupación y pesadumbre: “No me gusta tener que cantar aquí, siento que nadie me conoce”… Me adelanto y de frente le digo - ¡Compay Segundo, soy su admirador, me gusta mucho su música!, - El semblante del Maestro cambió y con una enorme sonrisa me pregunta – “¿De dónde eres amigo?”, -Soy mexicano, - me extiende la mano y me dice – “Bienvenido hermano”.
Le dije que quería tomarme una fotografía con él, pero que iba a buscar mi cámara a la zona de playa. “Está bien, voy al restaurante y allá te veo” –Contestó
Cuando llegue al restaurante, el Maestro estaba sentado con sus dos acompañantes, Compay Segundo me ve llegar, se levanta y les dice a sus dos acompañantes con tono de alegría y orgullo “Les voy a presentar a un amigo que viene de México y se quiere hacer una fotografía conmigo”. La persona que estaba sentada a su lado amablemente me sede el lugar y pude tomarme unas fotografías con una de las máximas leyendas de la música cubana. Sucedió el 15 de diciembre de 2001, ese día pude regresarle la confianza y hacer momentáneamente feliz a una persona que se dedicó a alegrarnos la vida a miles.
Compay Segundo falleció en julio de 2003.
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